Lic. Pedro Alvarez Sifontes. Investigador Departamento de estudios Socioreligiosos. CIPS. La Habana.
Laudato si’ Breve análisis de la posición de la Iglesia Católica sobre  “El cuidado de la casa común”.
                                “El problema no es que mundo le daremos a nuestros   hijos, sino que
 hijos le daremos a este mundo”.

Toni Avila, Cantautor cubano


En junio del 2015 el Santo Padre de la Iglesia Católica sacó a la luz una declaración medulares para el futuro de la fe Católica, las religiones y la humanidad La primera fue su Encíclica “Laudato Sí”(alabado seas) y toma el nombre de una frase de San francisco de Asís -el cual se considera Patrono de los que estudian y trabajan el tema ecológico, «Laudato Si, mi Signore», que en el Cántico de las creaturas recuerda que la tierra, nuestra casa común, «es también como una hermana con la que compartimos la existencia, y como una madre bella que nos acoge entre sus brazos ». Nosotros mismos «somos tierra (Génesis 2,7).  .

Esta  declaración analiza acontecimientos y procesos que marcan el porvenir de las religiones y la humanidad, Laudato Sí es la primera declaración oficial de una institución religiosa sobre el cuidado del medioambiente y se desarrolla en torno al concepto de ecología integral, como paradigma capaz de articular las relaciones fundamentales de la persona: con la Fe, consigo misma, con los demás seres humanos y con el Universo.
El objetivo de este trabajo es analizar el mensaje de reconciliación ambiental del Papa Bergoglio a la luz del pensamiento ético ambiental.

La encíclica está estructurada en una introducción y seis capítulos. Cada capítulo afronta una temática propia con su método específico, pero a lo largo de la Encíclica hay algunos ejes temáticos que se retoman y enriquecen constantemente: «la íntima relación entre los pobres y la fragilidad del planeta, la convicción de que en el mundo todo está conectado, la crítica al nuevo paradigma y a las formas de poder que derivan de la tecnología, la invitación a buscar otros modos de entender la economía y el progreso, el valor propio de cada criatura, el sentido humano de la ecología, la necesidad de debates sinceros y honestos, la grave responsabilidad de la política internacional y local, la cultura del descarte y la propuesta de un nuevo estilo de vida» (16).  

Para tal encomienda el Papa francisco en un acto poco común se auxilió de las proposiciones de personalidades tales como el Patriarca Ortodoxo Griego Bartolomé, el teólogo protestante francés Paul Ricoeur, el místico musulmán Ali Al-Khawaarse,   incluso llega a pedir opinión del teólogo de la liberación Leonardo Boff el cual fue recriminado y después apartado de la iglesia por sus posiciones renovadoras a partir de su protagonismo en la Teología de la Liberación.

Es necesario aclarar que en este documento se refleja la concepción del mundo basada en el concepto de la creación y manteniendo los dogmas principales de la Iglesia Católica los que desde la modernidad ha movido a  una polémica constante entre Fe y Ciencia, no obstante la manera tan cercana y sincera de abordar los problemas de la humanidad y su preocupación por resolverlos merece la atención de todos, estemos o no de acuerdo con el origen de su fundamentación.

El primer capítulo de la encíclica está dedicado al análisis de los problemas ambientales para así sensibilizar al público con este conflicto, expone que es necesario  “atrevernos a convertir en sufrimiento personal lo que le pasa al mundo, y así reconocer cuál es la contribución que cada uno puede aportar” (19). Se afrontan así “varios aspectos de la actual crisis ecológica” (15). Enumera así los problemas fundamentales que han conllevado a la crisis ecológica actual entre ellos 2. La cuestión del agua (27-31), Pérdida de biodiversidad (32-42), Deterioro de la calidad de la vida humana y decadencia social (43-47), Inequidad planetaria (48-52), La debilidad de las reacciones (53-59), Diversidad de opiniones (60-61).

Introduce aquí el concepto de cultura del descarte, refiriéndose a la práctica masiva de usar y botar, no solo la producción material sino también la espiritual, el olvido y la exclusión a que está sometida la mayoría de la población en el mundo incluyendo estamentos del primer mundo, En los debates económico políticos internacionales éstos se consideran simplemente «daños colaterales» (49). Por el contrario, «un verdadero planteo ecológico se convierte siempre en un planteo social, [...] para escuchar tanto el clamor de la tierra como el clamor de los pobres» (49) Desgraciadamente, «los avances en este sentido son todavía muy escasos» (22).

 Para afrontar la problemática ilustrada en el capítulo anterior, el Papa Francisco relee los relatos de la Biblia, ofrece una visión general que proviene de la tradición judeo-cristiana y articula la «tremenda responsabilidad» (90) del ser humano respecto a la creación, el lazo íntimo que existe entre todas las creaturas, y el hecho de que «el ambiente es un bien colectivo, patrimonio de toda la humanidad y responsabilidad de todos» (95).

En este capítulo se refiere al logro de  una comunión universal: «creados por el mismo Padre, todos los seres del universo estamos unidos por lazos invisibles y conformamos una especie de familia universal, una sublime comunión que nos mueve a un respeto sagrado, cariñoso y humilde» (89). Esto no significa ni divinizar la tierra, ni negar la preeminencia del ser humano en la creación. Por ello mismo «no puede ser real un sentimiento de íntima unión con los demás seres de la naturaleza si al mismo tiempo en el corazón no hay ternura, compasión y preocupación por los seres humanos» (91), quizás este sea uno de los capítulos más polémicos por su posición cristocéntrica y teocéntrica muy cercana a la antropocéntrica del pensamiento positivista racionalista, no  obstante el Papa logra mantener el equilibrio y enseña que «la tierra es esencialmente una herencia común, cuyos frutos deben beneficiar a todos»(93).

En “La raíz humana de la crisis ecológica”(capitulo III) presenta un análisis de la situación actual «de manera que no miremos sólo los síntomas sino también las causas más profundas» (15), en diálogo con la filosofía y las ciencias humanas, los aspectos que trata son los referentes a la ciencia y la tecnología, creatividad y poder (102-105), la globalización del paradigma tecnológico (106-114) al reprochar el paradigma tecnológico que nos ha llevado a confiar sólo en la técnica para resolver todos los problemas lo cual a conllevado a «esconder los verdaderos y más profundos problemas del sistema mundial» (111), crisis y consecuencias del antropocentrismo moderno (115-121), el relativismo práctico (122-123), la necesidad de defender el trabajo (124-129),la innovación biológica a partir de la investigación (130-136).critica la entronización del Economismo a ultranza y el mercado como realización humana de la modernidad «La economía asume todo desarrollo tecnológico en función del rédito. [...] Pero el mercado por sí mismo no garantiza el desarrollo humano integral y la inclusión social» (109).

 En este capítulo solo una observación, plantea Francisco que la corrección del antropocentrismo desmesurado no se da pasando a un “biocentrismo” igualmente desviado, sino «una antropología adecuada»(118), «la forma correcta de interpretar el concepto del ser humano como « señor » del universo consiste en entenderlo como administrador responsable»(116), «que mantenga en primer plano «el valor de las relaciones entre las personas» (119) y la custodia de toda vida humana: «tampoco es compatible la defensa de la naturaleza con la justificación del aborto» (120).

En este punto cabe la polémica sobre los dogmas religiosos con el respeto al derecho a la vida y la  planificación familiar, la iglesia no es participe de estas prácticas que ayudarían a disminuir el problema de superpoblación creando situaciones familiares, personales y globales con su posición a todo tipo de aborto, además de tratar de mantener el criterio antropocéntrico que dejaría en segundo plano la relación Hombre naturaleza cuando se debe realizar en plenitud de igualdad. Llama también a acabar con la Cultura del relativismo «que empuja a una persona a aprovecharse de otra y a tratarla como mero objeto».

Al final del capitulo trata el problema de la manipulación genética y expone que al igual que no se puede limitar la actividad científica «no pueden dejar de replantearse los objetivos, los efectos, el contexto y los límites éticos de esa actividad humana que es una forma de poder con altos riesgos» (131) y en el párrafo siguiente sentencia que En todo caso, una intervención legítima es aquella que actúa en la naturaleza «para ayudarla a desarrollarse en su línea, la de la creación, la querida por Dios »(132),Este dictamen tiende a dejar el desarrollo biotecnológico bajo cierta orientación o supeditación a los marcos éticos cristianos limitados por los propios dogmas que la Iglesia ha impuesto y todavía se mantienen lo cual es controversial, al menos ignora el papel de la bioética como  propuesta normativa valorativa que hasta el momento ha mostrado resultados.     

El capítulo siguiente (IV) contiene el principal aporte de la encíclica, se trata de concepto de “Ecología Integral” y para ello se basa en que el vínculo entre cuestiones ambientales y cuestiones sociales y humanas no puede romperse. «Hoy el análisis de los problemas ambientales es inseparable del análisis de los contextos humanos, familiares, laborales, urbanos, y de la relación de cada persona consigo misma» (141), por ende es imprescindible el logro de una integralidad en el estudio sociedad – naturaleza «No hay dos crisis separadas, una ambiental y otra social, sino una sola y compleja crisis socio-ambiental» (139).

A continuación enuncia categorías que podrían ayudar a la comprensión integral de problema planteado ecología ambiental, económica y social (138-142), ecología cultural (143-146), ecología de la vida cotidiana (147-155).expone la necesidad de respetar el “bien común” en tendiendo este como tomar decisiones solidarias basadas en «una opción preferencial por los más pobres» (158).

Para el Papa Francisco ha llegado el momento de la acción mancomunada para enfrentar este fenómeno y es en el Capítulo V donde se encarga de brindar propuestas «de diálogo y de acción que involucren a cada uno de nosotros y a la política internacional» (15), y «que nos ayuden a salir de la espiral de autodestrucción en la que nos estamos sumergiendo»(163), imponiendo en primer término el dialogo «Hay discusiones sobre cuestiones relacionadas con el ambiente, donde es difícil alcanzar consensos. [...] la Iglesia no pretende definir las cuestiones científicas ni sustituir a la política, pero invito a un debate honesto y transparente, para que las necesidades particulares o las ideologías no afecten al bien común» (188).La concertación de nuevas políticas nacionales y locales: a nivel local «puede generar una mayor responsabilidad, un fuerte sentido comunitario, una especial capacidad de cuidado y una creatividad más generosa» (179). Otra propuesta se centra en lograr evaluar y analizar las empresas desde el punto de vista ambiental y social como vía indispensable para no dañar a las poblaciones menos aventajadas (182-188).

 Como último acápite de este capítulo el Sumo Pontífice se refiere al papel de las religiones en el dialogo, las ciencias empíricas no explican completamente la vida, y las soluciones técnicas serán ineficaces «si se olvidan las grandes motivaciones que hacen posible la convivencia, el sacrificio, la bondad» (200), que suelen expresarse con el lenguaje de las religiones. En todo caso habrá que interpelar a los creyentes a ser coherentes con su propia fe y a no contradecirla con sus acciones, el potencial de regeneración que implica la capacidad de concientización y cambio en la población religiosa o creyente –el cual es aproximadamente de 4 000 millones a nivel mundial- pudiera ser decisivo en la consecución y éxito de tamaña empresa.

Para lograr esta concientización ya en el terreno de la feligresía católica el Papa  propone una verdadera “Conversión Ecológica” donde La educación y la formación sigan siendo desafíos clave: «todo cambio necesita motivaciones y un camino educativo» (15); esto atañe a todos los ambientes educativos, en primer lugar «la escuela, la familia, los medios de comunicación, la catequesis» (213). Propone a sus seguidores en primer lugar cambiar el estilo de vida (203-208) «Cuando somos capaces de superar el individualismo, realmente se puede desarrollar un estilo de vida alternativo y se vuelve posible un cambio importante en la sociedad» (208).

Para lograrlo se debe potenciar la educación ambiental (209-215),es perentorio lograr una verdadera “Conversión Ecológica” «No se trata de hablar tanto de ideas, sino sobre todo de las motivaciones que surgen de la espiritualidad para alimentar una pasión por el cuidado del mundo» (216) y la cual se lograra con un modelo comunitario de acción, con gratitud y gratuidad, con gozo y paz, con libertad y sobriedad «La felicidad requiere saber limitar algunas necesidades que nos atontan, quedando así disponibles para las múltiples posibilidades que ofrece la vida» (223), cumpliendo además con los signos sacramentales –los 7 sacramentos de la Iglesia Católica- y los demás elementos integrantes de la doctrina católicos.

En conclusión la encíclica analizada, aunque soslaya dar responsabilidades directas y elude alusiones al olvido histórico social de la fe católica en su maridaje con el poder humano, es innegablemente un extraordinario compendio de la doctrina social de la Iglesia sobre los grandes desafíos socio-culturales, político-económicos y religioso-antropológicos de la humanidad en nuestros días y en el futuro. Como expresara Hans Joachim Schellnhuber del Instituto Postdam, “Laudato Si’ no proporciona orientación técnica. Sin embargo, pone de relieve la dimensión ética del problema climático y proporciona principios fundamentales que deben aplicarse para las soluciones: la opción preferencial por los pobres, justicia inter- e intra-generacional, la responsabilidad común pero diferenciada, y la orientación al bien común”.

Nota: los números entre paréntesis corresponden al párrafo de la Encíclica


Bibliografía
LAUDATO SI’: una síntesis http//creser.net/archivos/sintesis-de- alabadoseas.pdf.descargado 6/11/2016
 de Vargas, Iván. Laudato si’: una visión general sobre la encíclica. En https://es.zenit.org/articles/laudato-si-una-vision-general-sobre-la enciclica/descargado14/11/2016
González, José Luis. 3 mensajes imperdibles de la encíclica “Laudato Si” (Vlog) 13/07/2015
El Atlas de las Religiones. Le Monde Diplomatique. Edición Cono Sur.200

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